La poda de los frutales es una operación necesaria que suele preocupar al jardinero aficionado, especialmente porque hay opiniones discrepantes sobre cómo realizarla.
En un jardín o huerta familiar, el objetivo no es conseguir una mayor productividad, sino obtener frutos sanos y sabrosos respetando unas normas básicas.
Qué árboles frutales podar
La poda de fructificación tiene como objetivo generar una producción satisfactoria de frutos. Se realiza en frutales de pepita (esencialmente, manzanos y perales) y en frutales de hueso (melocotoneros, albaricoqueros, cerezos, ciruelos). En la práctica, se podan sobre todo los manzanos, perales, melocotoneros y albaricoqueros. Las podas efectuadas en otros árboles frutales resultan poco útiles para favorecer el crecimiento de los frutos.
En el caso de los árboles a todo viento de formas grandes(troncos o semitroncos), la poda no es indispensable para obtener frutos. Basta con escamondar el ramaje cada 4 o 5 años para aclarar la estructura del árbol. Esta operación consiste en cortar las ramas que están enfermas o mal situadas. Es un procedimiento habitual en zonas frías, ya que el sol llega mejor a todas las ramas y favorece la maduración de los frutos.
Los árboles de formas pequeñas (de huso, de vaso) y los que han perdido la forma deben podarse con mayor asiduidad. Estos árboles se podan principalmente por dos razones:
- Garantizar que fructifiquen de forma regular, con una cantidad razonable de frutos para que estos sean suficientemente grandes. Al cortar una parte de las ramas se estimula el engorde de los frutos;
- conservar la forma artificial del árbol y facilitar la cosecha limitando su altura con podas reiteradas.
Comprender la poda de los frutales
Poda de verano o poda en verde
Esta poda facilita considerablemente el trabajo a realizar en la siguiente poda. Al reducir la longitud de las ramas que acaban de desarrollarse, la savia no alimenta las hojas en vano, sino que llega en mayor cantidad a los frutos. Se efectúa en los árboles de formas pequeñas y en los manzanos, perales, melocotoneros y albaricoqueros que han perdido la forma.
Frutales de pepita
Se realiza especialmente en las variedades demasiado vigorosas. Al cortar el final de las ramas, se favorece la transformación de las yemas de la base en yemas florales.
Corta la rama por detrás de la quinta hoja que haya crecido tras la poda realizada en invierno. Semanas más tarde, la yema superior habrá evolucionado a rama. Córtala por detrás de la segunda hoja. Vuelve a realizar el mismo proceso si se forma una nueva rama más adelante. Si las ramas tienen frutos, poda a partir de la 2ª o 3ª hoja por detrás del grupo de frutos. Les llegará una cantidad de savia mayor.
La eliminación de una parte de los frutos durante el período de crecimiento (aclareo) también puede considerarse parte de la poda en verde. Es una operación importante que se realiza principalmente en los árboles de pepita y permite que los frutos que quedan se hagan más grandes. Se efectúa durante el período de crecimiento de los frutos, después de que algunos hayan caído de forma natural, lo que nos ahorra parte del trabajo.
Frutales de hueso
Posiblemente la poda de verano sea la más importante a realizar en los melocotoneros. Solo se efectúa en las formas cuidadas o formas pequeñas (vaso, espaldera).
Las ramas con frutos se podan en mayo, cuando los frutos tienen el tamaño aproximado de una nuez. Conserva un único fruto por grupo y poda la rama por detrás del cuarto o quinto fruto.
Conserva las 2 ramas de la base. Darán frutos el año que viene. Poda las ramas que nacen cerca de los frutos por detrás de la tercera hoja y corta las otras ramas por la base.
Poda de invierno de los frutales de pepita
No te precipites: no podes demasiado pronto en invierno.
La poda de invierno se realiza durante el reposo vegetativo pero lo más tarde posible. Esto es, según la zona desde mediados de febrero hasta finales de marzo, cuando ya no hay riesgo de heladas, pero siempre antes de la floración.Con esta poda que se realiza en pleno invierno, existe el riesgo de eliminar las yemas en el caso de que se suavicen las temperaturas. Esto dejaría a merced de las heladas los pequeños brotes, las flores o los pequeños frutos que empiezan a formarse si vuelve el frío.
Si se poda más tarde, justo antes de que salga la vegetación, a las yemas les da tiempo a diferenciarse bien entre yemas de madera, yemas de flor y brotes. Esto permite determinar dónde se debe cortar con las tijeras de podar. Además, las heridas de poda cicatrizan mejor.
Poda de otoño de los frutales de hueso
Al contrario de lo que ocurre con los frutales de pepita, las ramas de los árboles de hueso que han dado frutos ya no dan más y, por lo tanto, se pueden cortar. Como los frutos aparecerán en las ramas nuevas del año anterior, podar esas ramas también evita que los frutos crezcan en ramas aún más alejadas del centro del árbol.
Así pues, la poda se realiza a finales del verano o en otoño, después de que la savia baje a las raíces pero antes de la llegada del frío: estos árboles tardan en cicatrizar y por ello son más sensibles a los ataques de parásitos durante el período invernal.Extiende pasta de poda o masilla cicatrizante sobre los cortes realizados durante la poda. Protegerán tus frutales de posibles infecciones provocadas por hongos o bacterias.
La poda de frutales paso a paso
- Corta todas las ramas muertas y las que estén estropeadas.
- Corta las ramas que vayan hacia el interior de la corona o copa del árbol.
- Corta las ramas que se entrecrucen y conserva las que vayan hacia el exterior del árbol.
- Corta por la base todas las ramas que crezcan de forma vertical: son los llamados «chupones», ramas vigorosas que solo producen madera y no frutos.
- Reduce la longitud de las ramas (poda) cortando aproximadamente un tercio de la longitud de los brotes del año anterior de forma que los frutos salgan más cerca de las ramas principales y no en el extremo de las ramas largas. Intenta podar siempre por encima de una yema que esté girada hacia el exterior para evitar que la rama que aparecerá de ella se prolongue hacia el interior del árbol.
Por: Juan Mari, jardinero apasionado.