Trigo histórico, más superficie para la gruesa y buenas perspectivas productivas configuran un escenario favorable, aunque los precios internacionales ajustados obligan a afinar los márgenes.
La actividad agrícola argentina finaliza 2025 con un balance claramente positivo, impulsado por una cosecha récord de trigo, buenos rindes y un trabajo articulado entre productores, industria y exportadores. Así lo destacó Ricardo Marra, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), quien subrayó que la campaña triguera ya superó el 60% de avance con resultados por encima de lo esperado.
Según Marra, la abundante producción de trigo tendrá impacto tanto en el mercado interno como en el comercio internacional, aunque advirtió que ese mismo volumen ejerce presión sobre los precios. “La gran producción argentina influye en el mercado mundial y hace que el precio no acompañe”, señaló, marcando uno de los principales desafíos del actual contexto agrícola.
De cara a la campaña gruesa, el panorama también muestra señales alentadoras: se registra un aumento de entre 500.000 y 700.000 hectáreas en la superficie de maíz y girasol, con cultivos en buen estado y expectativas positivas si el clima continúa acompañando. En particular, el girasol combina buen desarrollo agronómico con precios más favorables, lo que mejora su atractivo para los productores.
La soja, en cambio, presenta un escenario más ajustado. La superproducción global, especialmente en Estados Unidos y Brasil, mantiene los valores internacionales contenidos. “Los márgenes van a estar muy ajustados”, advirtió Marra, al estimar que la producción local podría ubicarse entre 5% y 7% por debajo de la campaña anterior, aunque la reciente baja de retenciones podría incidir en las decisiones finales de siembra.




