Tormentas y granizo destructivo ponen en riesgo la huerta durante la temporada

Las tormentas de la temporada cálida se potencian y el granizo pasa a ser una amenaza para la producción agrícola y la jardinería en algunos casos. Uno de los principales problemas a los que se enfrenta un agricultor es el la del exposición de sus cultivos a las inclemencias del tiempo.

Cuando llega la temporada de verano las tormentas crecen en frecuencia e intensidad, desde el comiendo de la primavera, también en octubre y noviembre, y sobre todo en los meses claves son diciembre, enero, febrero, hasta marzo, inclusive, momento en el que campo se enfrenta a un gran desafío, el clima severo. Entre los calores sofocantes, el desenlace puede derivar en tormentas severas y estas mostrar su perfil más destructivo.

La humedad, la elevación del vapor y la convectividad de los sistemas de tormentas (desarrollo vertical de las nubes), generan condiciones propicias para los fenómenos de tormentas de primera magnitud, donde la mayoría contienen las lluvias torrenciales, fuertes corrientes de vientos en el interior de la nube madre, lo que dan lugar al granizo.

Te imaginas el desastre que pueden provocar trozos de hielo entre los 5 y 50 milímetros de diámetro que caen desde las alturas, de todas formas de su tamaño puede variar dependiendo la magnitud del sistema de tormenta donde se desarrollan.

Durante la temporada más activa del año en Argentina, que va de octubre hasta marzo, uno de los principales problemas a los que se enfrenta un agricultor es el la del exposición de sus cultivos a las tormentas. El riesgo, según la zona, al que se enfrentan algunas explotaciones agrarias es muy alto y los efectos pueden ser devastadores, incluso, también en ciudad, en las huertas ecológicas familiares.

Del granizo nadie está a salvo, desde los patios, jardines, balcones, terrazas y viveros, son puntos débiles durante la precipitación de hidrometeoro.

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¿Qué sistemas de protección recomienda para cultivos al aire libre?

Dependiendo de la región del país, las formas de protección pueden variar dependiendo de los cultivos y su disposición. Por ejemplo, los frutales, viña, viveros y cultivos como la vid se pueden proteger mediante la instalación de estructuras de protección como malla-sombras y mallas antigranizo. Estas consisten en una malla soportada por un entramado de alambre y pilares de acero.

Mientras que para otros cultivos de hortalizas se optan por sistemas de agricultura protegida con Invernadero de tipo multitúnel, como mejor opción para soportar las inclemencias meteorológicas y conservar las cosechas en estado óptimo.

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¿Cómo actuar después de una fuerte granizada en cultivos al aire libre?

Lo ideal es poder tomar medidas de prevención durante la temporada de tormentas y dejar al resguardo los cultivos, bajo condiciones de protección, de manera que se aseguren las cosechas sin estar en una dependencia tan directa del clima, teniendo en cuenta que un episodio de tiempo severo, los cultivos al aire libre, una vez que el granizo ha dañado la producción poco puede hacerse.

4 consejos para agricultores sobre tormentas y granizadas

1- La prevención es la mejor solución. Tener un plan de emergencia en caso de tormentas intensas. La información y seguimiento del tiempo meteorológico de cada región es clave, para poderse anticipar a la llegada de los fenómenos.
2- La dotación al área de cultivo al aire libre de una instalación de malla va a proporcionar una seguridad y tranquilidad frente a estos episodios climáticos y los cultivos se van a beneficiar, también, de una serie de ventajas adicionales que van a proporcionar mejoras en la calidad del fruto, anticipación en la producción y mayor cantidad de fruta recolectada.
3- Para las instalaciones de invernaderos, cumplir la normativa que dicta la UE. Asegurando la resistencia de las instalaciones para soportar los 20 kilos de granizo por metro cuadrado y vientos de 27 metros por segundo.
4- Es recomendable invertir en nuevas infraestructuras para modernizar el sector, mantener la calidad estructural de los materiales , en previsión de posibles adversidades climáticas que pudieran perjudicar sus cultivos.