Corea del Sur fracasa en su primer intento, aunque el éxito de las pruebas con sales de yoduro de plata es factible, según el catedrático de Física de la Atmósfera, Jeroni Lorente.
¿Es posible provocar artificialmente la lluvia? El intento de Corea del Sur de generar precipitaciones para limpiar la atmósfera y eliminar la polución causada por las partículas procedentes de China ha vuelto a poner sobre la mesa esta posibilidad. El primer experimento coreano ha fracasado, según anunció el Gobierno, que tiene previsto continuar estas pruebas.
La Administración coreana está empleando para este fin sales de yoduro de plata. El experimento se llevó al cabo el pasado viernes sobre el mar Amarillo (o “mar del Oeste”) a unos 110 kilómetros de la localidad costera de Gunsan.
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Un avión de la Administración Meteorológica de Corea (KMA) y el Ministerio de Medio Ambiente esparció el yoduro de plata.
El experimento permitió incrementar la concentración de partículas de precipitación, pero no lo suficiente como para generar lluvia, según indicó el Ministerio de Medio Ambiente, informa Efe. En cualquier caso, esta primera prueba permitirá ganar experiencia para establecer condiciones y técnicas idóneas para generar lluvia.
Las autoridades planean llevar a cabo otras 14 pruebas como esta durante este año para ayudar a reducir el polvo fino que cada vez afecta más a Corea del Sur.
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Terres de Ponent
La sal de yoduro de plata ha sido empleada también en las comarcas de Ponent (Lleida) para disminuir el tamaño del granizo en las tormentas, según explica Jeroni Lorente, catedrático emérito de Física de la Atmósfera de la UB, conocedor de esta práctica.
La gran ventaja de estas sales es que, al quemarse en determinadascondiciones de disolución (en acetona, por ejemplo), producen pequeñísimas partículas que actúan como núcleos de hielo, de manera que, al entrar en las nubes, favorecen la formación de partículas de hielo, aumentan su número y reducen el grosor del granizo.
Esta capacidad de producir pequeñas partículas de hielo puede propiciar que en otros tipos de nubes se estimulen las precipitaciones.
Hasta ahora, se ha hecho un uso limitado de este método. “Los cohetes son imprecisos, y utilizar los aviones es caro”, dice Lorente.
Durante varios años, en las comarcas de Lleida los agricultores echaron mano del yoduro de plata cuando aparecían tormentas severas.
Se emplearon unos 50 quemadores en tierra para producir estas partículas en suspensión que interactúan con las gotitas y cristales de hielo de las nubes.
“En muchas ocasiones el número de núcleos de hielo naturales es muy bajo, así que con la “siembra” se persigue aumentarlos para que el granizo se forme a más reducido tamaño”.
Contra las granizadas
Este sistema fue introducido en les Terres de Ponent hasta el año 2005, tras diversos episodios de fuertes granizadas, que dañaron las cosechas leridanas. “Hubo granizadas tan fuertes que se pretendía actuar sobre las nubes, de la misma manera que actualmente todavía se interviene en otros lugares, como en el sur de Francia (grupo Anelfa)” dice Jeroni Lorente.
¿Es eficaz? “Es difícil valorar si este métodos es eficaz porque no hay nunca una nube igual a otra,y no podemos comparar qué pasa con una nube sembrada y una nube no sembrada. Pero algunos trabajos estadísticos parecen demostrar cierta disminución del tamaño del granizo”, añade el profesor Lorente.
En el caso de Lleida, esta práctica generó un fuerte discusión. Mientras los agricultores de regadío, creían ciegamente en el yoduro de plata, los payeses de secano estaban radicalmente en contra. El conflicto incluso dio lugar a protestas protagonizada por Col·lectiu Antiiodur de Plata de les Terres de Ponent, que se sumó a los esfuerzos para denunciar la lucha contra el granizo con métodos químicos.
China y sus impactos
El profesor Lorente también alude al proyecto chino Sky River, destinado a hacer una instalación masiva de quemadores de yoduro de plata, también con la finalidad de “ordeñar las nubes” y provocar lluvia o nieve de manera artificial.
En este caso, se ha planteado instalar decenas de miles de quemadores en regiones tibetanas sobre una superficie que triplica el área de España.
Lorente estima que el impacto ambiental de estas prácticas en las tormentas no debería ser muy preocupante si se hace a pequeña escala, puesto que el yoduro de plata es muy poco soluble en agua y se suele usar en muy poca cantidad. No obstante, en proyectos a gran escala como el del Tíbet, de realizarse, sí podría tener “un gran impacto en la atmósfera”, indica.