Estos frutos son toda una sensación y tienen un singular interés para la ciencia y la agricultura. Si bien los tomates que no poseen semillas tiene su lado positivo, también representan un gran desafío para el productor.
Para curiosidad de mucho, los tomates sin semillas pueden llegar a ser una rareza increible, se los conoce como “frutos partenocárpicos», o sin semillas. Para ser más gráficos, el proceso partenocárpico es sin duda una degeneración del sistema reproductivo natural de la planta, en este caso de la tomatera, ya que permiten el crecimiento del ovario de la fruta (tomate) sin necesidad de que exista fertilización, una ventaja en caso de que las condiciones ambientales no favorezcan la polinización.
En el campo de la agricultura científica, los estudios derivados de esta ciencia que pretenden facilitar la ciencia de los alimentos son muchos, y sin lugar a dudas los avances en biotecnología en los últimos años son sorprendentes.
Hace años que investigadores venían persiguiendo las posibilidades de dominar el desarrollo interno de frutas y vegetales, para destacar ciertas singularidades y potenciar el desarrollo de estas. Para el asombro de muchos, expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han desarrollado plantas de tomate sin ser fecundadas antes y con una composición nutricional excelente.
Dentro de la agricultura en el mundo, este nuevo procedimiento podría permitir un control más exhaustivo de las cosechas de tomate y supone un gran avance para la industria del procesado del tomate.
Los análisis apuntan que la ausencia de semillas puede aumentar la vida útil de los frutos y supone una ventaja en el caso de la fabricación de jugos y puré de tomate, en las que se tienen que eliminar las semillas durante el proceso de elaboración.
Se los conoce como tomates de la variedad hydra y presentan características especificas, por ejemplo, son un 40% más pequeños y pesan un 80% menos que los de la variedad clásica a partir de la que se ha conseguido la mutación (Solanum lycopersicum). Según los investigadores, esto podría deberse a que las semillas constituyen fuentes de señales hormonales que promueven el crecimiento del ovario en las plantas silvestres.
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Desarrollo sin semillas
La reproducción de las plantas angiospermas, o plantas con flores, comienza con el desarrollo floral y termina con la formación de frutos que protegen los embriones durante el desarrollo y contribuyen a la dispersión de semillas.
La formación del fruto generalmente ocurre después de una polinización y la fertilización de los óvulos, lo que desencadena el crecimiento del ovario de la planta, que se convierte en el fruto. Sin embargo, en determinadas circunstancias, el desarrollo del fruto puede darse sin la fertilización y sin el desarrollo de la semilla, dando lugar a frutos partenocárpicos.
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Con información de: https://www.larazon.es/