Se trata de un orgullo y una delicia nacional, reconocida también como «Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de la Argentina».
La historia popular del dulce de leche se remonta al 1829 en Cañuelas y se podría decir que fue casi por casualidad. El mismo es uno de los grandes inventos argentinos. Sin embargo, los historiadores destacan que los postres a base de leche siempre existieron.
El dulce de leche, se consume es otras partes del mundo aunque con otros nombres y algunas variantes. Cajeta, en México; arequipe o manjar blanco, en Perú, Colombia y Chile; caramel spread en los Estados Unidos; o confiture de lait, en Francia son algunos ejemplos.
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Se cree que la autora de este dulce fue una de las criadas de Juan Manuel de Rosas, quien olvidó al fuego una lechada, una mezcla de leche y azúcar. La leyenda cuenta que cuando ella regresó, se encontró con una sustancia espesa y de color marrón. En vez de desechar el preparado, su sabor le agradó a Rosas y lo compartió durante una reunión con el General Juan Lavalle, donde discutían sobre el Pacto de Cañuelas.
Los ingredientes necesarios para realizar un dulce de leche son leche y azúcar. Su color y sabor se obtiene gracias a la caramelización del azúcar con la leche, lo que se conoce como la reacción de Maillard.
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Fuente: baiadellaconoscenza.com
