La falta de control, canales clandestinos y caminos intransitables hacen inviable la producción en vastas zonas rurales.
La situación en varios partidos del oeste de la provincia de Buenos Aires es crítica. Productores rurales denuncian que la ausencia de políticas públicas sostenidas, sumada a la proliferación de canales clandestinos, los ha dejado prácticamente aislados, sin posibilidad de producir ni de vivir dignamente. “Esto es abandono de pueblos enteros, abandono de personas”, afirmó con crudeza la productora Andrea Passerini, en diálogo con El Campo Hoy.
El drama no es nuevo, pero se profundiza. La falta de aplicación de la normativa vigente ha generado lo que Passerini describe como una “anarquía del agua”, donde cada quien canaliza como puede o quiere, sin control ni coordinación. “Hidráulica mira para otro lado”, denunció. La consecuencia: cientos de hectáreas inutilizadas, anegadas por un manejo arbitrario y descontrolado del recurso hídrico.
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Además del agua, los caminos rurales son otro obstáculo insalvable. En muchos casos, las comunidades han quedado aisladas, sin acceso a educación, salud ni transporte, con rutas intransitables por el barro o el agua estancada. En Ordoqui, productores lecheros afirman estar al límite de la desesperación: “Nosotros tenemos que producir, pero también tenemos que sacar nuestra leche”, explican, frente a la imposibilidad de mover la producción y atender a sus animales.
A pesar del contexto hostil, los productores intentan resistir, cuidando a sus empleados y sosteniendo lo que queda de sus economías regionales. Exigen soluciones urgentes y visibilidad para una problemática que, según dicen, lleva décadas sin resolverse. “La gente se quiere ir porque es invivible esto”, sintetiza Passerini, dando voz al grito de un campo que se siente olvidado.
Con información de Cadena 3.
