Hay mucho debate sobre el almacenamiento correcto de los tomates. Hay tres opciones principales disponibles para los consumidores: almacenamiento en la heladera, en el freezer o a temperatura ambiente.
El verano es la mejor estación del año para disfrutar de los tomates, teniendo en cuenta que hay abundancia de esta fruta, además podemos encontrar algunas variedades en la verdulería del barrio o el supermercado, como ser el tomate redondo, el perita o cherry, que son los más clásicos.
En la cocina es indispensable tener siempre un tomate a mano, ya sea que vayas a elaborar una ensalada mixta, o en el caso de preparar una salsa casera. De todas maneras, con los días caluroso del verano, el tomate suele tener una corta vida útil, esto es por que se trata de una fruta vulnerable a la temperatura ambiente, sobre todo al calor.
Si contamos con producción propia de tomate o realizamos una compra de una buena cantidad de este alimento, lo mas probable es que no los utilicemos a todos para consumir en el mismo día, por lo que hay que tener un plan b para su correcta conservación. ¿Cómo conviene preservarlos en buen estado por mucho tiempo?
A continuación te contamos cual es la manera de conservarlos en el freezer:
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Congela correctamente los tomates
Existe un método sencillo para congelar los tomates enteros, y para esto tendremos que lavarlos muy bien y secarlos con un trapo o una servilleta de papel. Una vez limpios, ponerlos en una bandeja extendidos en el congelador.
Una vez que están congelados, se deben introducir en una bolsa de freezar alimentos, lo ideal es extraer el máximo de aire posible. También pueden envasarse al vacío.
Hay la posibilidad de quitar la de parte del pedúnculo antes de congelarlos, pero no es estrictamente necesario, no obstante, es cómodo para desprender fácilmente la piel cuando se vayan a descongelar. Cuando los tomates se congelan, como sucede con muchos otros alimentos, se pelan con mucha facilidad, al descongelarse la piel se separa de la pulpa prácticamente sola.
Ahora bien, los tomates congelados no son apropiados para comerlos después en ensalada o en cualquier otra elaboración culinaria similar, pues pierden su textura y algo de sabor. Cuando los tomates se descongelan son ideales para cocinar, para hacer todo tipo de guisos, sopas, salsas y demás. Si tienes una buena cantidad de tomates y deseas guardarlos para disfrutarlos el resto del año, prueba congelarlos, de este modo puedes mantenerlos conservados al menos por seis meses.
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