El hotel para vacas cuenta con varios potreros, bretes, mangas para vacunación, cepos, baño de animales, galpones, un amplio ruedo central para jineteadas y otro más chico, para remates, que mantiene reminiscencias de la arquitectura rural de hace un siglo.
A comienzo del 2022, el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Uruguay, extendió la emergencia agropecuaria a casi 12 millones de hectáreas del territorio, con la incorporación de zonas de diversos departamentos. La medida también se extendió al sector granjero que produce en invernaderos como consecuencia de la sequía y los incendios forestales, lo que provocó un gran golpe en la región productora agropecuaria y de ganadería.
El déficit hídrico provocado por el segundo año consecutivo de La Niña había encendido luces amarillas en casi todo el país. Pero fueron los incendios más grandes de la historia en Uruguay, 37.000 hectáreas de bosques se quemaron en Río Negro y Paysandú, lo que generó alarma pública y desencadenó formalmente una declaración de emergencia en los últimos días de diciembre.
En la localidad de Cuchilla del Fuego hacía tres meses que no llovía. Ni una gota sobre el suelo en las nueve hectáreas resecas de campo que explotan Carmen Portela, su esposo y su hijo en el centro del departamento de Paysandú, uno de los más afectados de Uruguay por la sequía de la primavera de 2021.
Las pasturas escasas comprometieron, sobre todo, a las vacas que amamantan a sus terneros nacidos entre septiembre y noviembre. En los montes forestales que se incendiaron pastaban miles de vacunos en sistemas integrados con la forestación. Algunos terneros murieron, otros sufrieron quemaduras, unos cuantos se dispersaron al quemarse los postes de los alambrados y fue necesario juntarlos.
En una reunión de emergencia tras los históricos incendios, los directivos de la Liga del Trabajo, la principal institución social del pueblo de Guichón, ofrecieron sus instalaciones para albergar terneros. En 1999/2000 y 2007/2008, ante otras situaciones de sequía extrema, el predio para ferias, remates y otros servicios ganaderos ya había sido usado con ese fin.
“Cuando surgió esta opción decidimos darle para adelante, viendo el futuro de la producción”, cuenta Carmen mientras busca identificar a algunos de sus 60 terneros Braford y Angus colorados entre los cientos de animales que pastan en el potrero mayor del hotel de terneros.
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Un hotel para vacas
El predio de la Liga está acondicionado para alojar y manejar ganado. Tiene varios potreros, bretes, mangas para vacunación, cepos, baño de animales, galpones, un amplio ruedo central para jineteadas y otro más chico, para remates, que mantiene reminiscencias de la arquitectura rural de hace un siglo.
Para desarrollar el hotel para terneros fue necesario instalar tres tipos distintos de comederos que cargan hasta 400 kilos de ración, bebederos, garantizar la provisión de agua necesaria, colocar mallas sintéticas para proporcionar sombra y conseguir personal.
La asistencia financiera también era una necesidad. Nelson Moncalvo y Héctor Daniel Martini, presidente y secretario de la Liga, se acercaron a Fernando Mattos, Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) de Uruguay sobre el proyecto, y se les solicitó un presupuesto para la rehabilitación de 1.000 terneros. El ministro, que ya conocía de primera mano las instalaciones de la Liga, se mostró inmediatamente partidario del proyecto.
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El Fondo Agropecuario de Emergencia del MGAP asignó US$59 por cabeza para mantenerlos durante 100 días, al cabo de los cuales – el 30 de mayo – deben haber engordado unos 70 kilos. Los productores aportan otros US$25 por animal.
El 23 de febrero Carmen Portela embarcó sus 60 terneros para recorrer los 70 kilómetros hasta el hotel, previamente inoculados con vacunas donadas por laboratorios. Lo mismo hicieron otros 20 pequeños ganaderos familiares que explotan menos de 500 hectáreas, sin deudas con el MGAP y con los papeles al día. Algunos enviaron 100 animales. Otros solo cinco.
De los 1.065 anotados entraron al hotel 862 terneros de razas Hereford, Angus negros y colorados, Braford y cruza. Algunos animales no llegaron por haber dado positivo a brucelosis y otros porque en el proceso de cinco semanas previo al ingreso sus dueños vieron recuperarse las pasturas –llovieron 600 milímetros en dos meses tras la prolongada sequía- y pudieron mantenerlos en sus campos.