Mediante la Resolución 460/2024, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) simplifica y actualiza la composición de los serotipos para la producción de vacunas contra la fiebre aftosa en Argentina.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) de Argentina ha anunciado cambios significativos en las condiciones para la producción de vacunas contra la fiebre aftosa. La Resolución 460/2024, publicada en el Boletín Oficial, establece nuevas pautas para la composición de serotipos que deben ser utilizados en estas vacunas hasta el 28 de febrero de 2025.
Las cepas del virus de la fiebre aftosa a utilizar en la producción y control de vacunas deben ser O1 Campos, A24 Cruzeiro, A Argentina 2001 y C3 Indaial. Sin embargo, a partir del 1 de marzo de 2025, la cepa C3 Indaial quedará excluida de la producción.
Este cambio se produce luego de una revisión exhaustiva junto con la Secretaría de Simplificación de Jefatura de Gabinete de Ministros, que buscó actualizar las condiciones vigentes en base al progreso científico y epidemiológico en la región. La nueva resolución permite la utilización de vacunas tetravalentes, trivalentes o bivalentes, siempre que contengan cepas de los serotipos O y A.
Se destaca la inclusión del serotipo A Argentina 2001, que fue incorporado por su escalabilidad industrial y su eficacia demostrada en el control de brotes anteriores en Argentina. Esta cepa, exclusiva del país, se añadió inicialmente como respuesta a una situación epidemiológica de emergencia que ha sido superada.
Además, se consideró la efectividad de las vacunas bivalentes que contienen los serotipos O1 Campos y A24 Cruzeiro en otros países de Sudamérica, así como la evaluación de riesgo que indica una insignificante amenaza de la enfermedad por virus serotipo C en la región, realizada por el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa (PANAFTOSA).
El Senasa aclara que esta actualización no implica la interrupción de los planes y estrategias de vacunación vigentes en el país, sino más bien una adaptación a las nuevas condiciones epidemiológicas y científicas.